Escritor estadounidense que arrastro siempre consigo sus propios demonios, en especial un alcoholismo del que incluso se jactaba.
Se le llego a conocer como el escritor maldito por su manera de vivir y de escribir, parecidas en gran medida, su estilo podríamos describirlo como un realismo sucio, descarnado, y a veces brutalmente sórdido.
Para iniciarse en su obra quizás los principales libros sean: Factórum, La Senda del Perderdor, o Mujeres.
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Le puse el seguro a la puerta del auto
y al levantar la mirada vi a este tipo
caminando hacia mí
se parecía a Peter mi viejo amigo
pero no era Peter
era un hombre demacrado
en jeans y camisa azul de trabajo
y me dijo:
“oye, mi esposa y yo
necesitamos algo para comer,
morimos de hambre”
Miré detrás de él
y ahí estaba
su mujer
que me miró con ojos a punto
de lágrima.
Le di un billete de cinco.
“¡Te amo, hombre!”, gritó,
“No me lo gastaré en bebida”.
“¿Por qué no?”, le contesté,
“Es lo que yo haría…”
Me alejé para entrar a un edificio
arreglé unos cuantos asuntos
salí
regresé al auto
como siempre
pensando
si hice lo correcto
o si fui víctima de un engaño.
mientras conducía
recordé mis años
de miseri
hambriento más allá de cualquier arreglo
nunca pedí a nadie
un centavo.
esa noche, después de unos tragos,
le expliqué a la mujer con la que vivía
lo mucho que daba dinero a vagabundos
pero que yo
en los tiempos más obscuros
de hambre en mi vida
me negué a pedir nada a nadie.
“lo que pasa es que ni para eso
servías”, dijo ella.
Tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
quiere salir
pero yo soy demasiado duro con él,
le digo, estate ahí dentro, no voy
a dejar que nadie
te vea.
y casi sin quererlo,
él era un joven
a bordo de un autobús
que cruzaba Carolina del Norte
rumbo a
algún lugar
y empezó a nevar
y el autobús paró
en un café
sobre las colinas y
los pasajeros
entraron.
él se sentó en el mostrador
con los demás,
pidió y le
trajeron su comida,
que estaba particularmente buena
lo mismo que el café.
La camarera no era
como las mujeres que él
había conocido.
No se hacía la interesante,
un humor natural emanaba
de ella.
El cocinero decía
cosas locas.
El lavacopas,
atrás,
se reía
con una risa
limpia
y placentera.
el joven miraba
la nieve a través de las
ventanas.
Quería quedarse
en ese café
para siempre.
Un curioso sentimiento
lo inundó:
que todo
era
bello
ahí,
que todo permanecería
siempre bello
ahí.
entonces el chófer
avisó a los pasajeros
que ya era tiempo de irse.
el joven
pensó, me voy a quedar
aquí, me voy a quedar aquí.
Pero
se levantó y siguió a
los otros hasta
el autobús.
Encontró su asiento
y miró el café
por la ventanilla.
el autobús arrancó,
dobló una curva,
y fue camino abajo,
alejándose de las colinas.
el joven
miraba
hacia adelante.
Los otros pasajeros
charlaban de otras cosas
leían
o
intentaban
dormir.
no se habían dado cuenta
de la magia.
el joven
puso su cabeza
contra el asiento,
cerró los ojos,
fingió
dormir.
Nada quedaba
sólo escuchar el
sonido
del motor,
el sonido de las
ruedas
en la nieve.
Son las 4.30 de la mañana. Siempre son las
4.30 de la mañana.
Cuando el amor es una orden, el odio se
puede convertir en un placer.
El amor es una niebla que se quema con el
primer sol de la realidad.
Poco importa poco amor o poca vida, no es
tan malo.
Lo que cuenta es observar las
paredes, yo nací para eso.
Nací para robar
rosas de las avenidas de la muerte.
No era mi día, ni mi semana, ni mi mes, ni
mi año. Ni mi vida !Maldita sea!
Tuve le sensación de que podía caer dentro
de aquellos ojos.
Yo estaba bebiendo vodka con tónica.
Era una noche tranquila. Una noche tranquila
en el infierno. Mientras la tierra ardía
como un tronco podrido
lleno de termitas.
Cuando escribo vuelo, enciendo fuegos. Cuando escribo
saco a la muerte de mi bolsillo izquierdo,
la lanzo contra la pared
y la agarro cuando rebota.
El alma libre es rara,
pero la identificas fácilmente cuando la ves.
Se subió más la falda. Era como el comienzo de la vida
y de la risa, era el significado verdadero del sol.
Eran alrededor de las 10 de la noche. La luna estaba alta y mi vida iba lentamente hacia ningún lado.
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